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No hay mayor reto para un cómico que ponerse delante de la gente y hacerla reír a una velocidad de vértigo.

Eso es el Stand up comedy.

Aquí la eficacia del texto es refrendada por algo perfectamente medible: la risa (y el aplauso).

 

El texto de esta actuación fue creado por Francisco después de un curso de monologuista con Emilio Feijoo Aragón, quien le aclaró un poco las ideas para encauzar su incontenible imaginación utilizando las herramientas adecuadas para mantener al espectador enganchado a la risa.

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