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Francisco "el creible"

Diferentes estudios tanto de psicología como de visión artificial habían usado, hasta hace poco, seis gestos como las posibles manifestaciones de las emociones en el rostro humano. Estos gestos se corresponden con felicidad, sorpresa, enfado, tristeza, miedo y asco. Cualquier expresión sería una combinación de ellos.

 

Trabajos recientes de la Universidad de Ohio aumentan a 21 las expresiones faciales, cada una de ellas implica una combinación distinta de los músculos de la cara.

Aún así, siguen distinguiendo entre categorías básicas y compuestas (formadas por la combinación de dos o más categorías básicas).

Según esto hay sentimientos diferentes cuya expresión es el  resultado de la combinación de los mismos componentes básicos, pero en diferente proporción.

 

Esta catalogación de sentimientos y su representación, o expresión, en relación a los músculos que implican, nos podría llevar a pensar que podemos sentir cualquier emoción haciendo una combinación, en mayor o menor proporción, de otros sentimientos.

 

A nivel muscular puede ser así, y de ahí la capacidad de hacer una falsa expresión de los sentimientos, que un entendido, no obstante, sabría captar; porque la realidad, según aseguran los mismos estudios, es que cada emoción se localiza en un lugar diferente del cerebro, que es el punto de partida de una emoción verdadera.

Francisco "el histriónico"

Cualquiera que se dedique al teatro o al audiovisual sabe que hacer comedia no es hacerse el gracioso, de hecho se podría hacer una comedia desternillante sin utilizar la más mínima mueca o expresión facial.

La gracia depende más de un acertado guión y de otros aspectos, alguno muy técnico, como es el ritmo.

 

La mayor capacidad del actor para hacer reír en comedia viene del hecho mismo de no tener miedo a hacer reír (y por añadidura, de que no se rían). Indudablemente esto conlleva un estado interior (al igual que en el drama  “la procesión va por dentro”) del que estas fotos serían un reflejo.

Para hacer reír hay que tener una disposición generosa y ganas de compartir una sola cosa: La Risa.

 

La gran dificultad de la comedia parte del hecho de que, si bien el drama es percibido por todos de una forma muy parecida, la comedia no. Intervienen muchos factores para que algo se perciba como gracioso, desde la idiosincrasia, clase social, género (masculino o femenino), formación, inteligencia, etc., hasta llegar a la propia personalidad del individuo que recibe el contenido (que pretende ser divertido).

 

La habilidad y, a veces genialidad, depende de saber moverse en esa franja que haga reír a la mayoría de los espectadores, que sin duda querrán volver, porque la risa puede llegar a ser un artículo de primera necesidad.

 

 

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